El acervo recopilado por Thomas Stanford a lo largo de cinco décadas de grabaciones de campo se encontraba en buen estado, debido a que el etnomusicólogo conocía de las diferentes formas de protegerlo. Ello no sucede siempre. “Nos enteramos de que una serie de entrevistas grabadas de Lucio Cabañas estaban en una caja de zapatos y gracias a la hermana las pudimos recuperar”, contó Lidia Camacho, directora de la Fonoteca Nacional. Al anunciar el Programa de Nacional de Rescate y Salvaguarda de Archivos Sonoros, cuyo objetivo es llamar la atención acerca de la importancia de dichos acervos sonoros, aseguró que dicho patrimonio es un legado para el futuro de México. Se trata de una convocatoria inédita –la cual se puede consultar en el portal www.conaculta.gob.mx–, cuya finalidad es identificar aquellas colecciones en riesgo, ya sea por el espacio físico, por las condiciones de los materiales o porque se encuentren en soportes difíciles de reproducir debido a la inexistencia de equipos para ello. “La convocatoria tiene como objetivo apoyar a todas las instituciones públicas y privadas, y a los coleccionistas de materiales y de fonorregistros para ayudarlos en cualquiera de los procesos documentales que impliquen la conservación del patrimonio sonoro: la estabilización de los materiales, la catalogación, la digitalización y, si es su deseo, también pueden permanecer los materiales en la fonoteca.” Lo importante es conservar, preservar, identificar los materiales, que en la actualidad se encuentran desperdigados, debido a que durante muchos años se le había dado muy poca importancia al patrimonio sonoro. “De todos los patrimonios con que cuenta nuestro país, el sonoro y audiovisual son de los más olvidados. Por ello, tenemos que concienciar de la importancia del patrimonio y realizar todas las acciones que nos permitan trabajar en la estabilización de los materiales”, resaltó Lidia Camacho. Dona Stanford su trabajo Si bien abrirá sus puertas al público en general el último trimestre del 2008, la Fonoteca Nacional ha enfocado sus esfuerzos en distintos objetivos: desde la consolidación de la tecnología usada o la construcción de sus bóvedas, hasta la digitalización de los acervos sonoros que poco a poco les empiezan a llegar. “El problema es que si las diferentes instituciones o coleccionistas no tienen las condiciones adecuadas para su conservación, hay que darles a conocer que cuentan con una entidad para la salvaguarda y preservación de sus materiales (la Fonoteca Nacional).” En ese contexto, Lidia Camacho dio a conocer que ya firmaron diferentes convenios a fin de contar con sus materiales sonoros, entre los que se encuentran el INBA, el IMER, el Festival Internacional Cervantino y el Sistema Radiópolis —cuya colección va de 1940 a 2005—, a los que se suma el del etnomusicólogo Thomas Stanford, “una de las más valiosas en el patrimonio sonoro nacional”, como ya lo había anunciado MILENIO (8/14/2007). “Porque documenta la enorme variedad de manifestaciones y valores, incluyendo las lenguas, las tradiciones, las fiestas, las ceremonias y la música de nuestro patrimonio inmaterial.” Se trata de cinco mil piezas grabadas en las poblaciones más apartadas, de 20 estados, realizadas entre 1956 y 2005, un material “que fue recogido con la intención de que sea de utilidad para el pueblo de México”, aseguró Thomas Stanford, durante la sencilla ceremonia de entrega del acervo, que no sólo incluye sus grabaciones, sino sus herramientas de trabajo y hasta su piano. En el acto se propuso trabajar para que la Colección de Thomas Stanford sea inscrita en el Programa Memoria del Mundo de la UNESCO y declarada Patrimonio Nacional.
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