“Una es hecha para Hollywood y la otra por amor al arte”, dijo Benicio del Toro hace algunas semanas, luego de que se estrenara el ambicioso biopic donde el puertorriqueño interpreta al Che Guevara. La película se divide en dos. La primera parte, alabada por la crítica por su “ritmo magistral”, se llama “El Argentino” y cuenta la historia de Guevara hasta que los “barbudos” entran a La Habana. En “Guerrilla”, la otra parte de la película, se cuenta la historia de la incursión boliviana que termina con la muerte del Che. En total 4 horas y 28 minutos de una historia que Soderbergh viene cocinando hace 8 años, que costó 70 millones de dólares y que en la última edición de Cannes fue recibida con ovaciones múltiples. En Chile, las distribuidoras aún no se deciden a comprarla. La Palma de Oro que obtuvo Benicio del Toro por su protagónico la hace más cara y comercialmente es un estreno difícil. De todas formas podría llegar a las salas chilenas en Agosto. La película se suma al documental “Ernesto Guevara” del argentino Tristan Bauer (“Iluminados por el Fuego”). Esta cinta cuenta con la venia de la familia y se terminó luego de doce años de trabajo. Fusileros x 2 Aunque no estén claras las fechas de estreno, es seguro que ninguna de las dos es indiferente para los empresarios locales. Todo lo que huele a revolución guerrilla o revisión de dictadura, es por estos días un negocio probado para la industria del entretenimiento. Hace más de un año, el periodista Cristobal Peña, célebre por su reportaje sobre el asesinato de Victor Jara publicado en la revista Rolling Stone, se acercó a la editorial Random House Mondadori con la idea de escribir sobre el atentado a Pinochet ocurrido el 7 de septiembre de 1986. Aunque tuvo una recepción tibia, la editorial confió en el proyecto. “Pero reporteando me di cuenta que había historias más interesantes que el atentado en sí, como todo lo que pasó después con las personas que participaron”, cuenta Peña. Así nació Los Fusileros, publicado en Agosto del año pasado y que hasta el momento ha vendido 2556 ejemplares. El libro ya tiene una segunda edición. Después de todo la editorial ya tenía una experiencia satisfactoria con otro libro por el estilo. “Las Armas de Ayer” es una novela autobiográfica de Max Marambio ex integrante de el Grupo de Amigos del Presidente (GAP), la guardia personal de Allende. Marambio, hoy convertido en acaudalado empresario, recibió la inmejorable ayuda del novelista Germán Marín, que hizo su aporte a esta tendencia con una novela de pronta aparición sobre el jefe operativo de Patria y Libertad, su primo Miguel Sessa. Las “Armas de Ayer” ha vendido 3750 ejemplares, va en su tercera edición y será publicado en España en septiembre, con prólogo de Gabriel García Márquez y un capítulo extra sobre las últimas horas de Allende, en el que Marambio trabaja afanosamente. La versión Hallmark La industria audiovisual chilena también quiere su parte de la tajada. Roos Films, la productora fundada por Juan Harting que mueve unos US$10 millones al año en cine y televisión, trabaja en un proyecto sobre “Nuestros años Verde Olivo”, la novela autobiográfica de Roberto Ampuero sobre su vida en Cuba y su relación con Margarita Flores hija de Fernando Flores Ibarra, ex embajador de Fidel Castro y que residió en Chile. El proyecto, que si se mantiene fiel al libro, debería tener un marcado tinte anticastrista, e incluye película y miniserie. Pero aún está en etapa de pre producción. Roos también compró los derechos de “El misterio de las Tanias”, el libro del economista Sebastián Edwards sobre la espía cubana Tamara Bunke, conocida como Tania y que se infiltró en la elite boliviana para preparar el camino a la incursión del Che Guevara en ese país. El proyecto podría ser coproducido por Hallmark Channel, especialista en películas de corte familiar y que en 2002 exhibió una edulcorada biografía de Fidel Castro. Sin embargo Edwards, quien trabaja en otro libro y estará en Buenos Aires para lanzar allá su opera prima confía en que la esencia de la novela prevalecerá. “Hallmark puede querer hacer algo romanticón y simplista, pero tengo mucha confianza en que la gente de Roos Film va a mantener el espíritu de la historia y respetará el temperamento de los personajes”, dice. No están claros los motivos que explican esta aparente explosión por reflotar historias revolucionarias. Más que una moda, para Cristóbal Peña el fenómeno ocurre gracias a que ha pasado el tiempo suficiente como para despojar de cierta carga demasiado ideológica en algunos relatos, que no deja ver lo que realmente son: buenas historias. “Transcurrido el tiempo surgen otras verdades, los protagonistas se atreven a hablar y a contar más cosas. En 20 años más se puede hacer un estupendo libro sobre Antuco o La Oficina”, dice, refiriéndose a la controvertida agencia de inteligencia que instaló el gobierno de Aylwin. Sebastián Edwards tiene una explicación algo más profunda pero igual de sencilla. “Los 60 y 70 estuvieron cargados de romanticismo político, y de una especie de rabia generacional. Ello resulta atractivo para manifestaciones artísticas, literarias y cinematográficas. También es una época con un gran sentido trágico ¿hay alguien más trágico que el Che? Romanticismo y tragedia: una combinación que siempre vende bien”
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